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La Argentina debe enriquecerse vinculándose al mundo







En 1970, el ingreso por habitante de la Argentina era igual al 60% del ingreso por habitante promedio de EEUU, Gran Bretaña, Canadá y Australia, y la pobreza apenas superaba el 5% de la población argentina. Después de una década de estancamiento coronada por la pandemia, en 2020 el ingreso argentino rondaría el 30% del ingreso de aquel grupo de países y la pobreza se elevaría al 40% de la población.




A este ritmo, la violencia podría ganar las calles y desatar una guerra de todos contra todos. Se impone entender que la Argentina tiene el deber de enriquecerse. Erramos hace ocho décadas por el desierto sin ponernos de acuerdo sobre lo que hay que hacer. En materia política, llegamos a un consenso imperfecto pero estable: democracia y estado de derecho. En materia económica, sigue sin resolverse la pugna entre el nacionalismo y el liberalismo.

¿Qué hacer? Cambiemos, el albertismo y el peronismo republicano deben llegar a un consenso sobre la deuda, el tamaño del gasto público y la apertura comercial. Están en deuda con el país. Omito a los representantes del anti-sistema.

Para enriquecernos tenemos que recuperar el crédito y reconectarnos con el resto del mundo. La pandemia no es un argumento válido para aislarnos todavía más. La negociación de la deuda bajo legislación internacional está en marcha y puede llegar a buen puerto. Esto significa que la prima de riesgo argentino podría ubicarse por debajo de 1000 puntos básicos en los próximos 12 meses. En tal caso, se abriría paso una fuerte reactivación una vez superado el peligro de contagio.

Con respecto al tamaño del gasto público, consideremos lo siguiente: entre 1980 y 2005, el gasto de los tres niveles de gobierno promedió 27% del PBI y en 2020 rondaría 44%. No hay manera de financiarlo sin caer en la inflación, la deuda y la confiscación. No es compatible con la estabilidad macroeconómica y el crecimiento. Cambiemos, el albertismo y el peronismo republicano tienen la responsabilidad de bajarlo. Si no asumen esta responsabilidad, se los hará responsables de otra: la de la violencia alimentada por la pobreza y la falta de esperanza.

La Argentina ha estado aislada del circuito mundial de la inversión y el comercio muchas décadas. El alto riesgo país ha impedido la realización de grandes inversiones en la jurisdicción nacional. Las altas barreras al comercio han impedido la exportación en gran escala. Debemos firmar el acuerdo de libre comercio entre el Mercosur y la Unión Europea. Brasil dijo que abandonará el Mercosur si la Argentina no lo firma, Uruguay y Paraguay apoyan a Brasil y la UE necesita reforzarse luego del Brexit. Espero que la pandemia, que pronto será historia, no los nuble la visión.

Salir del default es necesario para reactivar; esta es la política para el corto plazo. La reducción del gasto público es necesaria para consolidar la estabilidad macroeconómica. Y la apertura comercial es necesaria para afianzar el crecimiento; esta es la política de largo plazo, la política industrial que las circunstancias nos imponen.

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