Por José Arturo Quarracino
Publicado por "Cadena Noticia Sur" el 1 de Enero del 2021

Sra. Mayra Soledad Mendoza Intendenta de Quilmes:
De mi mayor consideración:
En la entrevista que usted concedió al diario Tiempo Argentino Beta, al referirse a la ley de legalización del aborto sancionada el 30 de diciembre del año pasado, usted afirmó que su promulgación “sintetiza la génesis de los gobiernos peronistas: trabajar para garantizar y ampliar derechos que son vulnerados”.
En primer lugar, estimada intendenta, el Peronismo ha sido y sigue siendo un Movimiento Revolucionario, que surgió (lo que usted llama génesis) para liberar al país de las garras del Imperio Británico, que hasta la irrupción de Juan Domingo Perón era el verdadero y exclusivo dueño del país, tal como lo han demostrado -entre otros- Raúl Scalabrini Ortiz, Jorge Abelardo Ramos, Ernesto Palacio, Norberto Galasso, Arturo Jauretche, Rodolfo Giúdice, etc.
La obra revolucionaria que encaró Perón no fue para “garantizar y ampliar derechos”, sino para arrebatarle a las finanzas y a la Corona británicas el poder colonial que detentaban y devolverle al pueblo argentino la libertad y soberanía necesarias para que, junto con la independencia económica efectivamente realizada, se pudiera instaurar una verdadera comunidad dotada de justicia social.
Esa lucha de liberación nacional y de justicia social continuó también en el tercer gobierno de Perón, y quedó plasmado su legado en el Modelo Argentino para el Proyecto Nacional, hoy más actual que nunca.
Este texto ofrece un modelo de comunidad organizada e integrada sustentado en la concepción cristiana y humanista del justicialismo, totalmente contrario a lo que usted afirma: un texto que habla del amor y de la solidaridad como fundamentos de la vida social, no del asesinato de los seres humanos más inocentes e indefensos de todos.
Un texto que reafirma como uno de los principios fundamentales sobre los que se debe asentar y edificar la comunidad nacional es que en ella los únicos privilegiados son y deben ser los niños, incluidos los niños por nacer, y que en esta comunidad nacional los niños deben aprender a sonreír desde la infancia, que comienza en su vida intrauterina.
Es evidente que para los partidarios del aborto, como usted, la sociedad a la que aspiran es aquella en la que los niños son los únicos que tienen el privilegio de ser asesinados antes de que nazcan. Como puede ver claramente, lo que usted y sus camaradas proaborto piensan no solo es contrario al ideario justicialista, sino absolutamente antagónico con este último.
En segundo lugar, usted afirma implícitamente que el aborto legal es un derecho que “ha sido vulnerado”. Pero, ¿en qué parte de la Doctrina justicialista se afirma que matar al hijo antes de que nazca es un derecho de la mujer?
Usted tiene todo el derecho a ser partidaria de la pena de muerte prenatal, pero no tiene derecho a decir que eso es peronismo.
En todo caso, usted lo habrá aprendido de los dirigentes alfonsinistas con los que inició su militancia política -Oscar Batallés, José Eseverri-, no de Perón, ni de Eva Perón ni de Ramón Carrillo.
Para Eva Perón, “el vientre de la mujer es la cuna sagrada en la que se gesta la vida”, no el lugar de asesinato de un hijo antes de nacer.
Para ella “cada aborto que se practica es un servicio a los poderes coloniales que quieren debilitar la revolución, cada hijo del pueblo que no nace es un soldado menos en la defensa de la Patria y de Perón”.
Además, siempre que hablaba con las mujeres del Movimiento Evita resaltaba la condición de hija, esposa y madre de la mujer, llamada no solo a traer hijos al mundo, sino a formar hombres para la humanidad. En este sentido, nunca reivindicó a la mujer argentina como asesina de su propio hijo.
En todo caso, esto último lo reivindican Hillary Clinton, Cecille Richards (Federación Estadounidense de Paternidad Planificada), Henry Kissinger, Jacques Attali, o Simone de Beauvoir, que dicen lo mismo que usted.
Incluso Ramón Carrillo definió el aborto como un acto criminal, amoral y delictual, no como un derecho (al margen de la ley, 1951). ¿Acaso no sabe usted que NO HAY ninguna tradición jurídica en toda la historia de las civilizaciones que haya reivindicado el asesinato del hijo antes de nacer como un derecho? ¿Sabe usted que NO HAY ningún tratado internacional ni ningún documento oficial de la ONU que haya definido al aborto como derecho?
Lo cual no ha impedido que se hayan sancionado leyes favorables al aborto solamente por imposición de la plutocracia financiera internacional que se ha robado el mundo, plutocracia mundialista representada por el clan Rockefeller.
En este sentido, ¿no sabe usted que el inventor del aborto como derecho fue John Davison Rockefeller III, en 1972, en un informe que elaboró a pedido del entonces presidente Richard Nixon para establecer el control de la natalidad como política de Estado? “Las mujeres deben tener la libertad de determinar su propia fertilidad, la cuestión del aborto debe ser dejada a la conciencia de la mujer involucrada, en consulta con su médico, [… y] los Estados deben ser alentados a aprobar estatutos objetivos que creen un marco claro y positivo para la práctica del aborto a petición”.
Todo esto sobre la base de un inventado “principio ético” según el cual “solo deben ser traídos al mundo los hijos deseados”.
¿Acaso no sabe usted que al año siguiente, en 1973, este mismo personaje de la oligarquía angloamericana reiteró que “el aborto es el derecho que tiene la mujer de determinar su propia fertilidad”?
Como bien puede apreciar, estimada intendenta, usted no es peronista, ya que piensa en forma idénticamente igual que los Rockefeller, en el sentido de que el aborto es el derecho de matar al hijo. Totalmente contrario y antagónico a la concepción justicialista, ¿no le parece?
En tercer lugar, usted ha afirmado varias veces que el aborto es “un problema de salud pública y además, de justicia social”, ya que es una práctica que “atraviesa todos los sectores sociales”, en el sentido de que “las mujeres y personas con capacidad de gestar más ricas y las más pobres abortan”, pero con diferencias, ya que “quienes no tienen recursos, quienes se encuentran en situaciones de mayor vulnerabilidad, son las que pagan con su cuerpo y con su vida las consecuencias de la clandestinidad”.
Pero estas palabras y conceptos “sanitarios” ya fueron expresados hace casi 50 años por el citado señor Rockefeller III: el aborto no es un crimen infame cometido contra el ser más indefenso e inocente de todos, sino que es un problema de salud pública: (Creemos que el aborto no debe ser considerado un sustituto del control de la natalidad, sino que se lo debe considerar como un elemento en un sistema general de cuidado de la salud materna e infantil).
Sorpresa, estimada: una vez más usted piensa igual que los Rockefeller, por lo tanto, usted no puede ni tiene derecho a reivindicar la pena de muerte prenatal como “derecho peronista”, salvo que junto con sus “camaradas correligionarios” proaborto hayan creado la corriente “peronistas de Rockefeller”, lo que sería en realidad un acto verdaderamente esquizofrénico.
Para que vea que su concepción del aborto como derecho es la de los oligarcas yanquis, no de Perón, fíjese que el patriarca del genocidio prenatal del que estamos hablando dijo hace casi 50 años lo mismo que repite como loro el presidente Fernández y que usted también ha dicho en varias oportunidades.
En esta línea de pensamiento, el aborto es un problema de justicia social y un perjuicio contra la libertad de las mujeres: “las diversas prohibiciones contra el aborto en todo el país son como obstáculos para el ejercicio de la libertad individual: la libertad de las mujeres para tomar decisiones morales difíciles basadas en sus valores personales, la libertad de las mujeres para controlar su propia fertilidad y finalmente, la libertad respecto a los pesos de la maternidad no deseada. Los estatutos restrictivos también violan la justicia social, porque cuando el aborto está prohibido, las mujeres recurren a abortos ilegales para prevenir nacimientos no deseados. Los abortos médicamente seguros siempre han estado disponibles para los ricos, para aquellos que podrían afrontar los costos elevados de los médicos y los viajes al extranjero; pero la mujer pobre se ha visto obligada a arriesgar su vida y su salud con remedios populares y profesionales de dudosa reputación”.
A la luz de lo expuesto, estimada intendenta, es clarísimo y absolutamente evidente que en la cuestión de la pena de muerte prenatal usted piensa igual que los Rockefeller, lo cual es totalmente contrario y antagónico con la doctrina justicialista. Como le dije al principio, usted tiene todo el derecho de reivindicarse como proaborto, pero no tiene ningún derecho a decir que eso es peronismo.
En este sentido, usted está cometiendo una estafa política que ni Perón ni el pueblo argentino se merecen. Reivindique el genocidio prenatal que han impulsado los Rockefeller, los Kissinger, los Clinton, etc., pero no diga que eso es peronismo, porque políticamente es una canallada.
La saludo atte.
José Arturo Quarracino (Secretario de Formación del Movimiento Primero la Patria).