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Cnel. Manuel Eduardo Arias ¿Plan Sanmartiniano de Libertad e Independencia suramericana o anarquía?

Por Martín Miguel Güemes Arruabarrena -

 

El diario La Nación, en su edición del pasado 21 de abril, informa que tres diputados nacionales del Frente de Todos de la Provincia de Jujuy presentaron un proyecto de ley en conmemoración del Bicentenario de la muerte del Coronel Manuel Eduardo Arias, solicitando feriado nacional el día 16 de junio (fecha en que éste fuera asesinado) y se lo declare “héroe nacional”. Arias fue ascendido a general, post mortem, colocándoselo en el mismo nivel del General Dr. Manuel Belgrano y del General Martín Miguel de Güemes. Estos dos contaron con títulos habilitantes de Generales de la Nación por su heroica actuación militar en los campos de batalla, siendo ascendidos por los sucesivos Estados Mayores de la Revolución Suramericana.


La responsabilidad política de los diputados nacionales gestores del proyecto, se encuentra mellada por el desconocimiento histórico de la actuación del Coronel Arias, entre los años 1819 a 1822, en que también incurren el localismo humahuaqueño y el oranenense.


Sobre la base de lo sucedido, existen memorias, documentos e interpretaciones superadoras, abarcadoras de la Epopeya de la Guerra de Milicias Gauchas que formaba parte inescindible del Plan Sanmartiniano.



Hechos son amores y no pequeñas razones locales


La Provincia de Jujuy, cuyo territorio integraba la Provincia de Salta desde 1814, fue la que cargó con el mayor peso en la contención de las invasiones realistas durante la Guerra de la Independencia en el NOA. En esta región se desarrollaron 170 combates, 90 en Jujuy y 80 en Salta, entre los años 1816 y 1821, tal como demostró Ricardo Rojas, en su libro La Entrevista de Guayaquil y la Guerra Gaucha (Ed. Losada. Buenos Aires, 1950), basada en la documentación obrante en el Archivo Histórico de Jujuy, ordenada y recopilada por el citado autor norteño de proyección nacional.


Las invasiones realistas de 1812/1813, 1814, 1817 y 1820 fueron derrotadas completamente en el Valle de Lerma, en Salta, tal como lo comprueban los hechos históricos; de esta forma se liberó a Jujuy, ocupada reiteradamente por las invasiones e incursiones realistas.


Arias, de patriotismo tardío (pues no combatió en la Defensa y Reconquista de Buenos Aires, ni en el primer grito de libertad del 25 de mayo de 1809 en Sucre y La Paz, tampoco en la primera defensa de Humahuaca, ni en la victoria de Suipacha, ni en la defensa de Tarija y Orán entre 1810 y 1814): su nombre recién aparece cuando la invasión del Brigadier General Joaquín de la Pezuela. Fue sin dudas un oficial miliciano jujeño, intrépido y valiente, que después de su talentosa actuación en un operativo comando en Humahuaca, en marzo de 1817, y varios combates más. Se destacó durante la “invasión sarracena” -según designación del historiador Bernardo Frías- de 1817, estando a cargo del General Güemes la conducción estratégica y táctica de las fuerzas patriotas.


Situación económica de Salta y de la guerra gaucha


A partir del año 1818, aumentaron las contribuciones forzosas para la guerra, con desembolsos reiterados del Tesoro de la Provincia de Salta. Una forma de sostener a los gauchos fue la “comercialización de ganado” en la frontera con el Alto Perú, entre el General Pedro Antonio de Olañeta -jefe de la Vanguardia realista - y algunos comandantes gauchos, según relata Vicente Fidel López en base a tradición familiar, testimonio de protagonistas, y documentos (Historia de la República Argentina, Tomo 6, Cap. 9, Ed. Buenos Aires, 1887).


Mientras fue Comandante del Marquesado de Tojo, el Coronel Juan José Fernández Campero pagaba los salarios de la tropa gaucha de su propio peculio (“Güemes Documentado”, tomo VI. Epistolario, Ed. Plus Ultra. Buenos Aires, 1980). Apresado en 1816, puso a Güemes en la disyuntiva de nombrar otro comandante y así llego al mando Manuel Arias, quien usó el método de comerciar ganado cuando entre invasiones e incursiones las tropas quedaban exhaustas. Güemes dejó hacer dadas las circunstancias extremas de debilidad económica, pero fue cuestionando al Comandante Arias, en sus avances personales y tratativas comerciales.


Con el tiempo, Arias defeccionó de la causa patriota, por ambición y resentimiento, estando entre los cabecillas militares del complot para asesinar a Güemes, entonces Gobernador, Comandante de las Milicias Gauchas y Jefe de la Vanguardia del Ejército del Norte, un atentado con ramificaciones en Jujuy, Salta y Tucumán. Descubierta la conspiración, Arias y seguidores fueron enjuiciados (“Historia del General Güemes y de la Provincia de Salta o sea de la Independencia Argentina”. Bernardo Frías, tomo IV, Cap.XL.III. Ed. Depalma, 1972 citas del Archivo de Salta). En lugar de fusilarlo, que correspondía a tenor de las pruebas aportadas, Güemes les perdonó la vida a los complotados, quedando Arias separado del Ejército.


Desterrado en Tucumán, Arias adhiere al golpe de estado de noviembre de 1819, tramado por el Coronel Abraham González contra el gobernador legítimo de Tucumán, Feliciano de la Mota, instalando ilegítimamente en el poder ejecutivo provincial al Coronel Mayor Bernabé Aráoz, quien instaura la “República del Tucumán”. Los facciosos tucumanos engrillaron a Manuel Belgrano, gravemente enfermo, negándole Araoz dinero para su traslado a Buenos Aires.



El conflicto Aráoz – Güemes por los pertrechos del Ejército del Norte, y los refuerzos para avanzar al Alto Perú


Con ese golpe de estado se inició la época anárquica en nuestro país, perjudicial para la causa americana. Aráoz, hábil político, odiaba a Güemes y temía el poder que este detentaba en Salta, con proyección regional. Impide por la fuerza la llegada a Salta de refuerzos militares enviados por Juan Bautista Bustos y Juan Felipe Ibarra, destinados a la avanzada sobre el Alto Perú.


Cabe recordar que Güemes fue nombrado General en Jefe del Ejército de Observación sobre el Perú”, en 1820, por el Gral. San Martín al zarpar desde Valparaíso. Desembarcado en Paracas, insta a Güemes a penetrar con su Ejército de Milicias Gauchas al Alto Perú, con el fin militar de conformar un segundo frente contra los españoles para evitar una posible convergencia de tropas realistas en Lima. Muerto Güemes, firmado el “indigno armisticio” de Salta, San Martín insistiría en ese avance militar, enviando misiones a Buenos Aires para reclamar auxilios económicos y militares (“El Diario y Documentos de la Misión Sanmartiniana de Gutierrez de la Fuente -1822-”, Ed. Academia Nacional de la Historia, Buenos Aires, 1978).


El Coronel Manuel Arias fue designado Jefe del Estado Mayor del ejército de Bernabé Aráoz, y en esa condición enfrentó la guerra declarada por el Cabildo de Salta y Jujuy contra el tucumano, dada su obstrucción deliberada a Güemes que impidió el avance sobre el Alto Perú (“Güemes Documentado” de Luis Güemes Ramos Mejía, tomo 10, Apartado 136, Tomo 11, Apartado 136 continuación, Ed. Plus Ultra, Bs. As., 1985/1986). Asimismo, Arias -enviado por Araoz- combatió, hasta el Tratado de Vinará de 1821, a las fuerzas salto-jujeñas, santiagueñas y catamarqueñas. Resulta paradójico que algunos historiadores erijan a Arias como defensor de la causa autonomista de Jujuy, combatiendo contra las autonomías de Santiago del Estero y Catamarca.


Asesinado Güemes por el complot regional de quienes “querían patria sin gastar, teniendo que gastar renunciaban a la Patria” (según expresión de Joaquín Castellanos, en sus discursos de 1921, en el centenario de la muerte de Güemes), Arias buscó ser restituido en el cargo de comandante de fronteras, siendo confirmado por el Director Supremo Martín Rodríguez, contrario a Güemes por los cargos y requisas que éste hizo por su corrupción en el Alto Perú y tratos con Pezuela después de la Sorpresa del Tejar, que no fue sorpresa y sí entrega consentida.


Arias fue nuevamente cuestionado por el reciente gobernador de Salta José Ignacio Gorriti (vencedor del Día Grande Jujuy, 27 de Abril de 1821), por sus tratativas con Olañeta (Bernardo Frías, Tomo V, Cap. LI). Finalmente, es asesinado por sus propios comandantes gauchos y sus restos -lamentablemente- no se sabe dónde fueron depositados. La causa de esa muerte violenta todavía es un misterio de la historia jujeña.



Colofón institucional


Como no escapará a la atención de los lectores, hay cierta irreflexión en la propuesta parlamentaria de ascender a “general” a un militar que se insubordinó contra sus mandos naturales, civiles y militares, por su ambición personal y resentimiento con su superior jerárquico; además de obstruir el plan de liberación continental nacido en el Congreso de Tucumán, cuyo objetivo fue la Independencia de las Provincias Unidas de Suramérica, quedando demostrado con hechos que las acciones militares de Arias contribuyeron a la desacertada política de Bernabé Araoz, provocando la caída del orden constitucional de 1819, el cual -con su debe y haber cuestionado por el “federalismo” anárquico- implicaba la instauración del imperio de la ley, del estado de derecho, nacido en la Asamblea Constituyente de la Independencia nacional, jurada por Pueyrredón, Belgrano,Güemes y aprobada por San Martín.


El proyecto de ley comentado en esta nota, de conmemorar su asesinato y declararlo Héroe Nacional, fomenta la desmemoria y la desmesura localista en las nuevas generaciones de argentinos.


En suma, la cuestión de fondo era anarquía tucumana y guerra civil o la Independencia de las Provincias Unidas de Suramérica. Como siempre, la verdad nos hará libres.

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