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«El Día de la Raza», orgulloso decreto argentino

Por Rogelio Alonso


A menos de un año de la asunción del primer Presidente argentino elegido por voto popular libre de fraudes, el Dr. Hipólito Yrigoyen firma un decreto instituyendo como Fiesta Nacional el 12 de octubre, día en que Cristóbal Colón llegara a América. Yrigoyen no habla en su decreto de Día de la Raza, expresión que se popularizó después y pretextó en parte el grotesco ataque que padece España y su obra civilizadora. Esta Fiesta Nacional es un reconocimiento a la obra hispánica en la colonización y evangelización de América, por encima de los cuestionamientos y visiones críticas de la gesta española, a partir de lo que se ha dado en llamar La Leyenda Negra, que, lanzada por las potencias enemigas de España, mezclaba la verdad con la mentira y su influencia se siente hasta ahora, aunque carece de sustento histórico.



La animadversión cuando no el odio a España y lo hispánico, por ende en esa época a lo católico, fue el factor aglutinante en la propagación y difusión de La Leyenda Negra, y en América fue temática fundante que influyó en la generación posterior a la que conquistó nuestra independencia. Un ejemplo de ello fue la actitud de muchos intelectuales de renombre de nuestro país que llegaron incluso a minusvalorar nuestra propia lengua y nuestra propia gente. Un ejemplo lo dio Alberdi, que llegó a proponer la sustitución del español por el francés en nuestra población (años después suavizaría este exabrupto). El académico de la historia Luis Alén Lascano señaló que “un esnobismo superficial e interesado ha permitido hasta ahora brotaciones culturales adversas a España. Los abogados al servicio de extranjería vivieron confundiendo a generaciones enteras sobre el género humano hispánico. De ahí ha sobrevenido la creencia en ciertos sectores de la inteligencia americana, del reaccionarismo español, de su falta de ideales democráticos, de su ninguna contribución a la causa universal de la libertad del hombre. Entonces se justificaban las filosofías europeas, exitistas y frívolas, primando en nuestros pueblos y era admisible proclamar el coloniaje mental como una conquista destinada a conducirnos por caminos progresistas. Renegar de España fue la consigna de todas las parcialidades que legislaron sobre nuestra sumisión a Europa”[i].


El Presidente del Instituto de Cultura Hispánica de Córdoba, Ignacio Tejerina Carreras, se pregunta: “¿Qué quiso decir el Presidente Yrigoyen con Día de la Raza? [Error, por lo puntualizado ut supra, pero valen los argumentos que desarrolla.] ¿Se refería a una raza en sentido biológico? En el día de hoy hablar de raza tiene una connotación diferente, y en mucha gente hace pensar en algo discriminatorio como es el racismo. Pero el concepto de raza para quienes han estudiado el pensamiento político y americanista del autor del decreto, no tiene nada que ver con lo biológico, sino con lo espiritual, con una estirpe determinada, con lo que Vasconcelos llamó la raza cósmica. ¿Y qué raza sería esa estirpe humana?


“Pues sería ni más ni menos que una nueva, surgida en América, hija de los españoles que llegaron, la criolla, y que luego, poco a poco se fueron mestizando, primero con los aborígenes americanos y luego con los negros africanos, constituyendo los millones y millones de criollos, mestizos y mulatos que han poblado y pueblan América, fruto precisamente de ese 12 de octubre. (…) ¿Pero qué otra cosa vio Yrigoyen más allá de lo biológico? Yrigoyen vio los rasgos heredados, la cultura y la lengua, que permite comunicarnos desde el Río Bravo en México a la Tierra del Fuego, pero también vio otras cosas, como el amor a la libertad y el amor a la justicia. Yrigoyen sabía que trescientos años antes de la Revolución Francesa, que nosotros usamos y pregonamos como el origen de nuestras libertades, desde 1480 los campesinos de Castilla eran libres de cambiar su residencia y su trabajo, pudiendo mudarse de domicilio sin perder sus propiedades; y que la conquista de libertades que se originó en Aragón fue más democrática que la Magna Carta arrancada por los Barones ingleses al Rey Juan Sin Tierra. Sintetizando, arte, cultura, lengua, tradiciones, religión fueron la gran herencia española que Yrigoyen supo valorar, y quiso que nosotros la valoráramos…”[ii].


* * *

El Decreto del Presidente Yrigoyen lleva por fecha el 4 de octubre de 1917 y logró sin proponérselo la adhesión de casi todas las naciones americanas, incluyendo Estados Unidos.


Los tres párrafos de sus Considerandos, en los que se advierte la pluma de Yrigoyen, conforman un homenaje a España y es el primer documento oficial del Estado argentino (y posiblemente de América) que desmiente brillantemente la Leyenda Negra político-historiográfica:


1º. Que el descubrimiento de América es el acontecimiento más trascendental que haya realizado la humanidad a través de los tiempos, pues todas las renovaciones posteriores derivan de este asombroso suceso, que a la par que amplió los límites de la tierra, abrió insospechados horizontes al espíritu.


2º. Que se debió al genio hispano intensificado con la visión suprema de Colón, efemérides tan portentosa, que no queda suscrita al prodigio del descubrimiento, sino que se consolida con la conquista, empresa ésta tan ardua que no tiene término posible de comparación en los anales de todos los pueblos.


3º. Que la España descubridora y conquistadora volcó sobre el continente enigmático el magnífico valor de sus guerreros, el ardor de sus exploradores, la fe de sus sacerdotes, el preceptismo de sus sabios, la labor de sus menestrales, y derramó sus virtudes sobre la inmensa heredad que integra la nación americana.


«Por tanto, siendo eminentemente justo consagrar la festividad de la fecha en homenaje a España, progenitora de las naciones a las cuales ha dado con la levadura de su sangre y la armonía de su lengua una herencia inmortal, debemos afirmar y sancionar el jubiloso reconocimiento, por lo que


El Presidente de la Nación Decreta:


«Artículo primero: Se declara Fiesta Nacional el 12 de octubre.


«Artículo segundo: De forma».


Casi medio siglo después el Presidente Arturo Illia reafirmó estos conceptos por decreto 7786/64, hecho poco conocido. Años antes, el 12.X.47, el Presidente Juan Perón había repetido textualmente los Considerandos del decreto de Yrigoyen en la Academia Argentina de Letras.


Un poema alusivo


Una muestra de que el espíritu que animó a Yrigoyen al disponer esta Fiesta Nacional reflejaba la sensibilidad del pueblo argentino es un bello soneto que ilustra sobre la afección de nuestros mayores hacia la Madre Patria, publicado hace casi cien años en un diario de provincias, obra de un culto poeta que prefirió escudarse en un seudónimo, M. de Cambeo.


Los héroes

He aquí a los compañeros del cóndor calvo y rudo,

los héroes de las nuevas y fértiles hazañas,

pulmones dilatados por soplos de montañas

sobre el desierto en llamas y el arenal desnudo.

No tienen, gladiadores del aire, más escudo

que el de las alas firmes. Las águilas, hurañas,

las vieron remontarse, fantásticas y extrañas,

sobre el océano absorto y el horizonte mudo.

Las alas victoriosas, sobre el ardiente cielo,

dibujan una curva magnífica en el vuelo

que exalta el entusiasmo febril de esta quimera

Mientras la voz de mando se eleva en lontananza:

¡Eh, Comandante, a proa, que el continente espera

y está el honor de España latiendo en la esperanza!

(Diario EL TIEMPO, de LincolnÓrgano de la UCR –

Miércoles 27 de enero de 1926, Núm. 889, AÑO IX)

Monumento a Hipólito Yrigoyen


El establecimiento del 12 de Octubre como Fiesta Nacional fue imitado por la mayoría de los países de América, incluyendo EEUU. En España se erigió un monumento a Hipólito Yrigoyen en uno de los lugares más emblemáticos de Madrid: el Parque del Retiro, conocido popularmente como El Retiro. Está ubicado en el Paseo de Chile, junto al Monumento a Alfonso XII.


La obra, de 3,30 por 2,20 y 0,75 metros, es un monolito dividido en dos cuerpos, uno inferior que actúa como pedestal del superior y que está formado por un pequeño paño central, decorado con figuras geométricas y piramidales, enmarcado entre sendas pilastras laterales rematadas por ménsulas que sostienen el cuerpo superior. En este último es donde se encuentra el motivo principal, una placa de bronce de 1,20 por 1,50 metros donada por los españoles residentes en Argentina y en la que está grabado el decreto con el que el Presidente Irigoyen instituyó el Día de la Raza en América. La placa, en la que consta que fue fundida en el Arsenal de Guerra «Esteban de Lucca», de Buenos Aires, en 1928, está dividida en tres vanos adintelados: en el de la izquierda, se encuentra el busto de Irigoyen, representado de frente con un sol en el pecho, y los escudos de España y Argentina juntos; en el vano de la derecha, se representa una alegoría de la Raza con la figura de un guerrero que aparece de cuerpo entero, semidesnudo y de espaldas; en el vano central, se ve la dedicatoria y el texto antes aludido:


LA COLECTIVIDAD ESPAÑOLA DE LA REPÚBLICA ARGENTINA AL PRESIDENTE DR. DON HIPOLITO YRIGOYEN CREADOR DEL DIA DE LA RAZA EN AMERICA.


El dintel está decorado con las imágenes de tres carabelas navegando y de la tierra americana; sobre éste, se levanta un sol emergiendo con las fechas de 1492 a la izquierda y 1917 a la derecha.


Tras la entrega de la lápida al Ayuntamiento de Madrid el 23 de agosto de 1928, el arquitecto municipal diseñó el pedestal en el que situarla, y el 12 de octubre de ese mismo año, en una solemne ceremonia a la que asistieron, entre otras personalidades, el Presidente del Gobierno de España, el general Miguel Primo de Rivera, los Embajadores de Argentina, Cuba y Portugal, y el alcalde madrileño José María de Areilza, fue inaugurado el monumento[iii].


[i] Luis C. Alen Lascano, Hispanoamérica en el pensamiento de Hipólito Yrigoyen, Ediciones Cívicas Argentinas, 1959, pg 41.

[ii] Ignacio Tejerina Carreras, Yrigoyen y el Día de la Raza: día de la América Criolla – [online]

[iii] Lourdes Morales Farfán – Parques y Jardines de Madrid, El Retiro, El Estanque Grande y el Antiguo Reservado. [online]

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