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Entrevista a Isidoro Ruiz Moreno








ENTREVISTADOR: Isidoro sos una persona que admiro mucho, entre otras cosas, por tu capacidad de síntesis. Sintetizar temas tan importantes como sucede con la vida de Urquiza constituye una obra enorme. Es realmente una labor extraordinaria. En relación a tu libro Vida de Urquiza… Siempre me intrigó saber ¿en qué momento, siendo gobernador de Entre Ríos y formando parte de la Confederación, Urquiza pensó que era momento para romper esa relación? ¿Existió algún instante preciso en el que se pensó como un nuevo caudillo para organizar constitucionalmente el país?





ISIDORO RUIZ MORENO: Sí. Urquiza muchas veces -y lo reflejo en mi libro- dijo que desde tiempo atrás había pensado en la organización constitucional del país. Lo que pasa es que después vino la Guerra Civil y en la guerra hay blancos y negros, no hay colores intermedios. Recién cuando termina la Guerra Civil por su brazo en la batalla, vence contra Corrientes, que estaba en contra, y se estabiliza la situación de la intervención anglo francesa. Entonces comenzó concretamente a preparar las cosas para dar el Congreso Constituyente al país a fin de completar la obra de la independencia argentina, cosa que Rosas se negaba terminantemente. Y lo dijo en forma explícita muchas veces.


E: Es importante esto que decís respecto no solamente de la Guerra Civil, sino del bloqueo anglo francés acerca de que Urquiza haya esperado el levantamiento del bloqueo para que una vez resuelto de alguna manera favorable a la República Argentina, recién allí decidiera dar ese paso. Lo cual es muy distinto de caer en la confusión de creer que Urquiza quiso aprovecharse de un Rosas debilitado, acusación proveniente de la historiografía revisionista.


IRM: No. Urquiza concretamente habló de que estaba esperando o que había esperado el momento en que no hubiera conflicto con el exterior. Lo dijo él. Y lo que vale cuando uno rehace el pasado argentino es lo que se dijo en su momento y no lo que se sospecha que pasó después de muchos años.


E: Urquiza, luego de Caseros… si él hubiera querido hubiera podido “hacer un Caseros en todas las provincias”. Es decir ¿por qué teniendo el ejército más importante, con 30.000 hombres, estando en condiciones de avasallar al interior del país no lo hizo? Y decidió convocar a los gobernadores de la vieja época rosista a San Nicolás. ¿Por qué hace esto Urquiza?


IRM: Urquiza quería que la Constitución fuera para todo el país y no para una parte del mismo. Él lo dijo en sus proclamas: “Olvido lo pasado, fusión de los partidos”, y sobre esa base convoca a todos los argentinos. No quiso revivir la Guerra Civil, que le parecía una barbaridad. Ya estaba cansado de tanta sangre. Y entonces mantuvo las situaciones provinciales. Invitó gente que lo había cubierto de injurias pese al carácter fuerte que tenía Urquiza. Todos lo conocemos. Y sobre esa base del acuerdo, en San Nicolás reunió el Congreso Constituyente, resistido curiosamente por los hombres de Buenos Aires, que se creían los únicos herederos del poder en la Argentina, heredando, de alguna manera, la política de Rosas, que fue “el más grande unitario de la historia argentina”. Creo que ya no lo discute nadie. No, no, no. Así que por eso la revolución no fue en favor de Urquiza para voltear gobiernos, sino “olvido lo pasado, fusión de los partidos”.


E: Es interesante lo que planteas, porque Urquiza, antes de la batalla de Caseros, le informa a los gobernadores del interior la política que va a llevar adelante. Entonces la pregunta es: ¿sólo les informa, les pide ayuda? ¿No se la dan? ¿Qué sucedió?


IRM: Urquiza en mayo de 1851 –porque él se fijaba mucho en las fechas patrias- le manda una circular a los gobernadores, sus colegas hasta entonces y amigos epistolares, por lo menos, comunicándoles por una parte su resolución, y más o menos pidiéndole apoyo. Porque es un cambio, una cosa profunda lo que va a hacer. No es un alzamiento militar, es una revolución política lo que va a llevar adelante. Pero él dice que las lanzas del ejército entrerriano bastan por sí solas para voltear la tiranía. O sea, que no es una invitación condicionada, a la cual ninguno de los gobernadores, salvo Virasoro en Corrientes, con el que ya estaba, contesta favorablemente. Todos están en favor de Rosas -pero en los papeles- ya que no le mandan ni un arma ni un soldado, y varios de ellos ya estaban preparándose para el cambio favorable a Urquiza.


E: O sea que algunos gobernadores sospechaban que el triunfo podía estar del lado de Urquiza.


IRM: La gente estaba harta del dominio Rosas. Las mismas tintas, los mismos papeles que lo cubrían de elogio ahora lo cubren de vituperios. Nadie lo defendió a Rosas después de Caseros. No hubo ninguna tentativa de que volviera.


E: Un pequeño detalle -que me parece que a esta altura de lo que nos pasa a los argentinos es importante-. Inmediatamente después de derrotar a Rosas, Urquiza no ingresa en la ciudad. Mientras que los derrotados, los soldados del Ejército de Rosas sí ingresan y ocasionan todo tipo de desmanes, robos, violaciones, asaltos. La ciudad Buenos Aires se transforma, digamos, en ese día del 3 de febrero al 4 de febrero, en invivible. ¿Qué actitud toma Urquiza frente a esa situación?


IRM: Los dispersos de Caseros, ya sin orden, sin disciplina, sin jefes, saquean Buenos Aires en una forma horrorosa -como vos lo has dicho- durante unas horas, armándose los ciudadanos en defensa propia y en los edificios públicos más importantes cuando es que le mandan un pedido de auxilio a Urquiza. Y éste ordena que vayan unas pocas tropas a mantener el orden en forma estricta, con instrucciones de fusilar a todo el que se encuentre infraganti cometiendo delito: saqueando tiendas, casas, etc. Fue un incendio que se prolongó desde los suburbios hasta el centro de la ciudad, sin poderse parar. Todo el mundo lo dice. En su época pudo contenerse el saqueo de Buenos Aires.


E: Esta pregunta te la hago porque la historiografía anti Urquiza, bastante sesgada por cierto, vinculada al revisionismo, al nacionalismo o al rosismo, o como quiera llamársele, acusó a Urquiza de los muertos y colgados que estaban en el camino que conducía de San Benito de Palermo al centro, pero que al parecer ha tenido que ver con esto que vos estás diciendo, es decir, con la orden ejecutar en el lugar donde se lo hallara robando.


IRM: Es cierto que en Palermo estuvieron colgados muchos delincuentes, pero no creo que hayan sido de los derrotados en la batalla misma, sino delincuentes comunes, porque no hubo después de Caseros ninguna víctima en beneficio de los vencedores. Y claro… Las críticas que se le hacen ahora sobre la figura de Urquiza son las que se le hicieron en su momento también a quienes actuaron en guerras civiles. Figuras de la Independencia como San Martín o Belgrano son más o menos impolutas. Nadie las toca. Pero cuando el país se divide en ideologías, ahí ya vienen los corazoncitos de un lado y de otro. Así que no es extraño que a Urquiza se lo critique de una forma, como no se lo critica a aquellos otros próceres.


E: A partir de 1930 comienza a revalorizarse la figura de Rosas, no tanto por lo que Rosas hizo, sino porque era necesario, para esa década, encontrar algún caudillo asimilable a los caudillos totalitarios europeos que en ese momento estaban de moda. ¿No?


IRM: Sí, por supuesto. Tampoco hay que generalizar, porque a fines del siglo XIX Adolfo Saldías escribió en cinco tomos la Historia de la Confederación, plagada de errores y de mentiras, desgraciadamente, a veces contradiciendo sus propios dichos con los documentos que él, sin darse cuenta, publicaba en el apéndice.


E: Que le había dado Manuelita.


IRM: Verdad. Exactamente. También escribió en favor de Rosas, Ernesto Quesada, que era un gran intelectual argentino, por supuesto.


E: Pero bueno, lo digo en relación a lo ideológico, a lo cual vos hacía referencia. Vos me corregirás. Pienso que tanto lo que hizo Saldías como lo que hizo Quesada, o lo que hace incluso Ravignani, tiene más que ver con la ciencia histórica propiamente dicha, en el sentido de la necesidad de investigar un hueco, un vacío que había. Pero temo que a partir de la década del 30´ ya no se trata de eso, sino de la reivindicación de una persona, la cual es necesaria para justificar el presente.


IRM: Sí, sí, es exacto. A Rosas se lo utiliza como un personaje actual para justificar una ideología. Antes, es cierto, como vos decís, se ha tratado de llenar un vacío en la historia porque era lógica una primera investigación. Mitre, por ejemplo, empezó con la Independencia, con Belgrano y San Martín, y después vino la época de la Guerra Civil de Rosas y después la organización nacional que estamos viendo en estos tiempos.


E: Transitan los seis años de la presidencia de Urquiza y la Constitución del 53 deja muy en claro que no hay reelección, por lo tanto Urquiza no podía ser reelecto. Alberdi le aconseja algunas cosas a Urquiza sobre las cuales no les lleva mucho el apunte…


IRM: Alberdi recomienda la reelección para que no se destruya la obra, que acababa de empezar -por supuesto- en contra la Constitución. Y Urquiza no lo admite, pero en aquella época estaba la norma, que no estaba escrita por supuesto, de que para proseguir la obra de Gobierno el presidente transmitiera a un amigo de confianza, generalmente uno de sus ministros, la conducción del país. Eso pasó con Urquiza y Derqui. No pasó con Mitre que no pudo imponer a su sucesor –Elizalde- por la Guerra del Paraguay. Pero sí con Sarmiento, con Avellaneda y con Roca. Trataban de que continuaran la obra emprendida sus colaboradores.


E: Está bien, está bien que continuarán su obra. Pero no ser reelegido, no reformar la Constitución.


IRM: Exacto.


E: ¿Y qué pasó entonces? ¿Por qué Derqui? ¿Por qué si habían otros candidatos? Por ejemplo, su vicepresidente era uno. También estaba su ministro de Economía. ¿Cómo lo explicás?


IRM: Los principales candidatos fueron Salvador María del Carril, su vicepresidente y el doctor Santiago Derqui, su ministro del Interior. Yo creo que jugó en esto el concepto republicano de que si bien el Poder Ejecutivo lo ejerce un ciudadano, como dice la Constitución, en buena parte el vicepresidente forma parte del mismo y en la época de Urquiza fue por delegación del presidente, encargado al Poder Ejecutivo Nacional. Y yo creo que eso jugó institucionalmente en contra de tal candidatura. Aparte de las simpatías que pueda haber tenido al presidente Urquiza por el doctor Derqui. Hay que tener en cuenta que no era ningún improvisado en política ya que estaba actuando desde los años 30. Actuó con el General Paz en Corrientes, fue su ministro, secretario; fue diplomático en Paraguay inmediatamente después de Caseros. Constituyente en 1853, y el último presidente del Congreso; ministro del Interior, o sea, el ministro político del general Urquiza. Así que tenía títulos como para optar a la Presidencia.


E: No se puede hacer historia contra fáctica. Pero… la posibilidad de que Salvador María del Carril hubiese sucedido a Urquiza… ¿no hubiera facilitado la incorporación armoniosa de Buenos Aires al país, en la medida que era un político de esa provincia? Si bien era sanjuanino, sin embargo había hecho toda su carrera política en la provincia de Buenos Aires.


IRM: Como dijo recién Claudio Chaves, no se puede hacer historia contra fáctica. ¿Qué sabemos? Salvador María del Carril había sido ministro de Rivadavia, consejero de Lavalle, simpático con muchos porteños. Pero ¡ojo! Porque el doctor Derqui, cuando fue presidente de República, se inclinó muchísimo en favor de la política del gobernador Mitre, el nuevo mandatario de Buenos Aires. Él quiso hacer un equilibrio entre Buenos Aires y Urquiza y se inclinó mucho hacia el lado Buenos Aires. Así que eso es lo que vale. Se inclinó tanto que finalmente rompió con el grupo ultra federal que estaba en Paraná.


E: Una vez establecido Derqui como presidente asume el poder formal de la Argentina, que es el cargo institucional que da la Presidencia. Sin embargo, el poder político estaba fuera de ese poder formal. Lo tenía Urquiza. La pregunta que yo te hago es: ¿sueña, piensa, imagina Derqui transformarse él -desde ese poder formal que da la presidencia- en el jefe del Partido Federal del Interior?


IRM: Bueno… Él tenía la conciencia de la jerarquía del cargo. Y lo que es muy importante es recordar que el general Urquiza, ahora gobernador de Entre Ríos, fue el principal sostén en el triunfo institucional de su sucesor, habiendo estado en marcha la Constitución que él había impulsado. Así que siempre se mantuvo, no digo equidistante, sino apoyándolo a Derqui, incluso contra los fanáticos “urquicistas” que siempre son peores claramente que el mismo líder. Y lo mantuvo mucho tiempo, incluso en contra quizás de sus opiniones. O a veces decía: “el presidente tiene derecho a nombrar sus ministros” cuando sus partidarios le objetan alguna figura demasiado proclive a Buenos Aires, o directamente porteña.


E: Ahora… cuando estás hablando de algunas de las figuras claramente porteñas, se me viene a la cabeza su ministro de Economía, Norberto de la Riestra. Incluso Derqui pidió por Valentín Alsina, un personaje absolutamente identificado con el bando porteño.


IRM: Es que Derqui no supo jugar bien el equilibrio político entre el Partido Federal y el Partido Liberal de Buenos Aires. En su época se lo tachó de inclinarse demasiado en ese sentido. Tal es así que le pedía a Mitre, gobernador de Buenos Aires, que le redactara algunas notas oficiales importantes. Todo esto está publicado en el archivo de Mitre. No son ningunos inferencias mías. La cuestión del ejercicio político, y lo vemos en nuestros tiempos, también es sumamente difícil o delicado, y no todos lo saben jugar bien.


Ciertamente Mitre quería ser presidente, pero se le fue la mano, teniendo en cuenta que debía ser presidente de todos los argentinos y no solo de los porteños para opacar la influencia del interior.


E: En un determinado momento, resuelto por el Pacto de San José de Flores, Buenos Aires debía revisar o podía revisar la Constitución del 53. La revisó. Para lo cual era necesaria una Convención. Si la Convención aceptaba debían incorporarse los diputados de la provincia de Buenos Aires. Y ahí hubo un problema… Porque Derqui quería que se incorporaran y Urquiza no, y ahí me parece que surgió el problema. ¿Es así como digo?


IRM: No, no del todo. Urquiza quería la reincorporación plena de Buenos Aires, que había sido para él, en su momento más importante incluso que la batalla de Caseros. Después de la reforma al 60, la incorporación de Buenos Aires -que era lo querido por todos- debía efectivizarse. Fueron los dos senadores de Buenos Aires, como lo marca la Constitución, a Paraná. Fueron aceptados por Alta Cámara porque, de acuerdo a la Constitución, cada cámara es el juez de los diplomas de sus miembros y la de diputados rechazó a los representantes de Buenos Aires, no porque Urquiza hubiera querido, al contrario, quería que se incorpora lo que pasó es que esos diputados con esa elección fue realizada en desacuerdo con la Constitución Nacional. Y hay una larga discusión institucional que está en el archivo Mitre que lo refleja al respecto. O se hacían nuevas elecciones de acuerdo a la Constitución y a la ley electoral ya vigente y, que Buenos Aires había jurado, como vos decís, por el pacto de la Unión o eran rechazados. Mitre se negó a hacer una nueva elección y algunos pensaron, como por ejemplo, Pedernera, vicepresidente de Derqui, que era una artimaña para romper las relaciones entre ambas potencias.


E: Por eso te lo pregunto, porque Derqui quería que esos diputados se incorporaran.


IRM: Sí.


E: Porque si esos diputados incorporaban no iba a haber Pavón.


IRM: No iba a haber Pavón y no iba a haber Urquiza. Lo que quería era eso, tener más fuerza frente a Urquiza. Claro, claro. O sea, digamos que por eso un poco. Y ahí viene la ruptura entre ambos.


E: ¿Pudo haber sido una excusa el rechazo de los diputados?


IRM: Bueno, eso entra en la historia fáctica, se lo rechazó y hubo Pavón. Del mismo modo que Mitre podría haber efectuado nuevas elecciones.


E: Te lo pregunto porque no es la primera vez en la historia que un jefe de partido, sin poder sacarse de encima a un hombre de su partido que lo desafía, utiliza la oposición.


IRM: Eso nunca se va a saber, porque lo que pasa es que el rechazo de los diputados, que fue la ruptura con Buenos Aires, hizo que Derqui se volcara nuevamente a su jefe Urquiza, habiendo roto su noviazgo con Mitre. Y ya. Urquiza fue muy desganado a la campaña. Estaba enfermo, no veía bien una nueva guerra civil después del pacto de Unión. Y vino Pavón, que fue, digámoslo de paso, un triunfo militar de las fuerzas nacionales, pues se habla de Confederación a cada rato. Y acá mismo lo hemos hablado. Pero no, la Confederación Argentina como tal, institucionalmente terminó con la Constitución. Ya no éramos una confederación de provincias. Fue una República federal.


E: Que es lo que la determinó. Fue una decisión de Derqui llamarla República Argentina.


IRM: Bueno, oficialmente sí. Es cierto, porque por tradición, por costumbre, se seguía hablando de Confederación y Derqui por decreto en el año 60 así lo establece. El título oficial ahora es República Argentina, como lo marcaba la Convención Reformadora. Pero tradicionalmente se siguió hablando de Confederación, lo cual no era correcto.


E: Bueno, ocurre Pavón renuncia Derqui…


IRM: No, no, no renunció. Se aleja sin renunciar.


E: ¡Qué interesante!


IRM: Derqui decía: “cuando se reúna el Congreso, elevaré mi renuncia”. Qué es lo que marcaba la Constitución en realidad. Nunca tuvo oportunidad de hacerlo.


E: Se produce la presidencia de Bartolomé Mitre. Bueno. Más allá de los hechos que ocurren en el interior del país –y que no ocurrieron con Urquiza- porque había decidido el Pacto de San Nicolás, Mitre decidió cambiar las situaciones provinciales: hechos que llevaron sangre al interior del país. En este contexto se nos presenta un conflicto internacional: La guerra contra el Paraguay. En primer lugar, ¿cómo ves las razones y causas de este triste conflicto? Y en segundo lugar: ¿cuál fue la actitud de Urquiza en dicha guerra?


IRM: Uruguay, que fue el origen de todo el conflicto, vivía una nueva guerra civil entre blancos y colorados. El Brasil intervino activamente en favor de los colorados revolucionarios del general Flores contra el gobierno constitucional de Montevideo, y en ambas partes trataron de mezclarse los argentinos, como siempre ocurría en las guerras del Río de la Plata. El Brasil envió varios diplomáticos, por lo menos dos, para influir ante Mitre para que éste apoyara activamente la revolución de Flores que contaba con el aval de los brasileros en contra del gobierno del Uruguay. Mitre se negó. Mitre quería mantener la neutralidad argentina y estaba ilusionado en eso. Se apartó completamente hasta que cae el gobierno de Montevideo en poder de los revolucionarios colorados.


E: Interrumpo un momento. Respecto a esos colorados que derrocaron al gobierno blanco… Hay muchos historiadores que dicen que recibieron el apoyo de Mitre…


IRM: No. El apoyo de Mitre no, pero sí de muchos mitristas, que es distinto.

Como siempre ocurre en un gobierno, en el gabinete había halcones y palomas. Había halcones que querían la intervención argentina y la propiciaron abiertamente. Que fueron Elizalde, de Relaciones Exteriores y Gelly y Obes, de Guerra y Marina. Pero Mitre no, es distinto. Hay que diferenciar las cosas para no generalizar.

Cuando cae el gobierno, en el interín, viendo que el presidente Mitre no apoyaba al gobierno de los blancos -el gobierno constitucional- ni a los colorados, el Gobierno de Montevideo recurrió al apoyo de Paraguay conducido por Francisco Solano López, quien dijo que intervendría si el Brasil lo hacía. Que fueron palabras no más, porque el Brasil intervino militarmente, apoyó la caída del gobierno uruguayo, pero López no hizo absolutamente nada en favor del gobierno. Lo que sí hizo fue aprovechar para invadir el Mato Grosso y ocupar parte del sur del Brasil.


E: Porque ahí estaba el problema central. ¿Verdad? Es decir, apoderarse de Corumbá y ver quién se queda con el Mato Grosso, si Paraguay o Brasil.


IRM: Efectivamente, López aprovechó la coyuntura para apoderarse de terrenos brasileros o que él consideraba paraguayos, pero no para intervenir en la guerra civil entre blancos y colorados. Ese fue el pretexto. Así las cosas, por supuesto, Brasil le declaró la guerra al Paraguay. Mitre volvió a declarar la neutralidad argentina. Yo creo que –sinceramente- Mitre no quería meterse en la guerra después de tantos problemas. Y como vos has señalado: la Guerra Civil Interior, el Chacho Peñaloza, etc., no quería eso para el país que estaba ascendiendo financieramente. Pero… Ahí viene la estupidez del presidente López del Paraguay cuando le pide a la Argentina el permiso de atravesar Corrientes.


E: Que Mitre no se lo da.


IRM: Y consecuente con su idea, le niega el permiso para mantenerse neutral. Urquiza apoyó el pedido de los paraguayos porque dijo con gran clarividencia que peor iba a ser una negativa para nuestro país, como lo mostraron los hechos. Y Mitre se negó a que Fuerza Armada extranjera atravesara impunemente, aunque no causará problemas por los terrenos despoblados, como se decía, de Corrientes, de Misiones (Misiones que pertenecía a Corrientes). Ante la negativa del gobierno argentino, por conducto de Elizalde, Paraguay declara la guerra a la Argentina y sin haber comunicado oficialmente el estado de beligerancia invade Corrientes, ante lo cual Mitre propició la guerra y el Congreso argentino, sin distinción de federales y liberales, por unanimidad y puestos todos de pie lo apoyó. Contestó la guerra con la guerra. ¿Y qué iba a hacer Urquiza, ex presidente, fundador de la Organización Nacional, General en actividad, sino sostener lo que el Gobierno decía?


E: ¿Y el Pacto de la Triple Alianza? ¿No se firmó antes?


IRM: No se firmó antes. Se firmó en mayo. El ataque paraguayo fue en abril y el pacto fue en mayo.


E: Se firmó acá en la casa de Mitre y estuvo Urquiza presente.


IRM: Así es. Estuvo Urquiza presente, pero fue después del estallado del conflicto.


E: ¿Confiaba Mitre en la actitud de Urquiza de ponerse firmemente al lado del presidente de la Nación en la guerra contra el Paraguay, cuando uno de los hijos era un plenipotenciario en Asunción?


IRM: Mitre confiaba en el apoyo de Urquiza y de todo el país. Por supuesto, creyó que frente al agravio que se hacía a la bandera, todos los argentinos iban a estar. Además, en Buenos Aires se pensaba que la guerra terminaba a fin de año. Si estos paraguayos no tenían veteranía ni ningún tipo de idoneidad militar profesional. Se creyó que la guerra iba a ser muy corta en Buenos Aires. Con un gran entusiasmo en favor de la guerra, todo el mundo se marchó para alistarse. En todas las familias había cantidad de de voluntarios que fueron a la guerra. Lo mismo que en Santa Fe, amenazada como Corrientes por la invasión paraguaya que ahí no se produjo. López confiaba un poco, un “poco mucho” -porque lo habían engañado a sus colaboradores o enviados- de que el Partido Federal de Urquiza lo iba apoyar. Él confiaba en eso. Urquiza le dijo que no. Aunque algunos confundieron el afán político con la causa nacional.


E: En efecto, Urquiza se había comprometido y había estado presente en la firma del Pacto de la Triple Alianza. De modo que se puso al lado de Mitre durante la guerra y, al parecer, con el compromiso de que tropas entrerrianas participarían en la contienda. Pero hubo dos desbandes: Toledo y Basualdo. ¿Qué tenés para decirme de estos dos grandes desbandes? Lo que hizo que prácticamente la provincia de Entre Ríos no entrara en la guerra…


IRM: Si es así, en el arroyo Basualdo, el campamento del ejército entrerriano se desbanda la caballería por influencia de algunos jefes que manifestaron que la guerra era dirigida por Mitre, que favorecía a Buenos Aires. Urquiza se dio cuenta que había habido una influencia política nociva por lo que ordenó el licenciamiento por unos pocos días y volvió a convocar al ejército que volvió en el pueblo de Toledo. Ahí sí se dio cuenta Urquiza de que había en Entre Ríos una gran parte de su población que no estaba de acuerdo con su conducción o su conducta. Y ahí viene un enfriamiento de la opinión entrerriana con respecto a Urquiza, que venían arrastrándose desde los tiempos de Pavón en que Urquiza abandona la política y el ejército y hace de la caída de Derqui el ascenso a Mitre. Y comienza una época institucionalmente mala de Urquiza. La elección de un testaferro durante la Guerra del Paraguay en contra de la candidatura de López Jordán. Cuando éste vuelve a postularse en 1868, se presenta Urquiza de nuevo por miedo a que López Jordán, tan vehementemente federal y obstaculizara la presidencia de Mitre. Y eso provoca gran irritación en el pueblo. En “el pueblo”, pero no se puede generalizar. Gran parte de la dirigencia entrerriana, muchos de los cuales casi todos habían estado rodeándolo a Urquiza y trabajando lealmente con él. Pero claro, tenían su propio criterio y la política es cambiante.


E: Es cierto. Cuando vos decís una especie de testaferro, me refiero a que también le obturó antes de la candidatura de Urquiza a la Gobernación en 1868 también había elegido a Domínguez y eso también le cortó el camino a López Jordán. Pienso… Le cortó el camino también a una juventud entrerriana identificada con el jefe, en este caso Urquiza, pero que ve cerrado los caminos para la acción política en Entre Ríos.


IRM: De eso se lo acusó finalmente. Y hubo una oposición, pero no podía haber ninguna revolución contra Urquiza -lo digo en el libro- sin contar con López Jordán. Era muy leal a Urquiza, lo quería muchísimo y había resistido las presiones, incluso su propio ánimo en muchas cuestiones, por lealtad y por cariño a Urquiza. Así que López Jordán iba a sofocar cualquier levantamiento contra Urquiza a menos que él lo encabezara. Y eso fue muy al final de la vida de Urquiza, el mes anterior a su asesinato. No quería la revolución López Jordán.


E: Por eso mismo la pregunta. Porque el asesinato de Urquiza -para mí- está vinculado, digamos, a todo esto de lo que venimos hablando. Pero además, porque decidió hacer un acuerdo con Sarmiento. Para mí el acuerdo de Urquiza con Sarmiento es uno de los hechos decisivos de la historia de nuestro país en el hecho de cerrar grietas. Y así como los liberales porteños se enojaron mucho con Sarmiento por este acuerdo con Urquiza, los federales rabiosos también. Es decir, parece ser que en ese momento y en esa Argentina, la decisión de cerrar una grieta tan grave… ¡Sarmiento, un hombre que había pedido el asesinato o el exilio para Urquiza en una famosa carta a Mitre! ¡Y ahora resulta que va y se abraza y dice “me siento presidente de todos los argentinos”!


IRM: Sí. Es importante como un gesto que no se ha valorizado como debería. Y eso demuestra la grandeza de Urquiza, que apoyó la presidencia de Mitre, su enemigo, para mantener la Constitución y terminar con las guerras civiles. Y volvió a aceptar la presidencia de Sarmiento, habiendo sido él también candidato a la presidencia. Y aceptó lealmente el triunfo de Sarmiento y lo apoyó. Y eso fue lo que le agradeció Sarmiento en esa rotunda frase “recién me siento presidente República” porque tenía el apoyo del Partido Federal, que se consideraba enemigo nato del presidente Sarmiento.


E: Esto ocurría en febrero del año 70, la visita de Sarmiento a Urquiza y el 11 de abril lo asesinan.


IRM: Sí, porque algunos entrerrianos pensaban que por la enemistad entre ambos el acuerdo sería imposible. Pero como no fue así fueron a la Revolución y en los últimos días López Jordán aceptó encabezar el cambio de gobierno. Pues sí, se habla mucho del asesinato. No quería, por supuesto. Era íntimo amigo, de las personas de más confianza en el círculo de Urquiza, a quien tuteaba fuera de sus hijos. A nadie más. Y era como un hijo. Por eso se puso a la cabeza del movimiento para obligarlo a renunciar al gobierno y evitar así que lo mataran. Lo que pasa es que cuando se dio la partida, en las cincuenta o sesenta personas que intervinieron, Urquiza tipo bravísimo como era, los recibió a los tiros y en el cambio de disparos se produjo un homicidio preterintencional, como decimos los abogados, fue muerto el general Urquiza.


E: Un historiador cordobés que vos valorás, porque ya lo he conversado contigo en una oportunidad, que se llamaba Alfredo Terzaga, escribió en su momento una importante historia sobre Roca. Y Terzaga sospecha de Simón Luengo, que era el jefe de esa partida. Sospecha porque dice que sigue siendo un hombre que nunca ha tenido conducta, que ha estado con los federales siempre, al parecer, pero también en determinado momento en Córdoba, cuando lo derroca a Mateo Luque. Parece ser que eso benefició a Mitre. Entonces no está clara la actitud de Simón. ¿Qué opinión tenés?


IRM: Yo creo que Luengo era “federal urquicista”, y lo demostró en sus escritos Manuel Machi con una correspondencia inédita muy importante. Lo que pasa es que no tenía cabeza. Luengo, era un hombre de espada y nada más. Él estaba al frente de la partida que asaltó el Palacio de San José y hasta días antes se había carteado con Urquiza en forma muy cariñosa.


E: De modo que, bueno, digamos, queda descalificada la posibilidad de que estuviera infiltrado este grupo por mitristas.


IRM: Exacto.


E: Te lo he comentado antes, te lo digo ahora: me parece que al finalizar tu libro, que valoro enormemente, creo que sos demasiado condescendiente con López Jordán respecto del asesinato de Urquiza, porque cuando él asume la gobernación hay un discurso suyo donde plantea no mirar el pasado y tampoco el crimen, sino “mirar el futuro…”


IRM: No. No es que sea contemplativo con López Jordán. No pongo el discurso primero, porque el libro se llama Vida de Urquiza y la vida había terminado. Cuando lo matan Urquiza se acabó la vida. Entonces no trato los acontecimientos posteriores. Pero en ese discurso el propio López Jordán dice “ha caído una víctima ilustre a la cual le rinde homenaje. Pero no puedo detenerme en una tumba cuando veo en el horizonte el futuro promisorio de la provincia, etcétera, etcétera”. Ya viene la parte política del asunto. Él se responsabiliza de la sublevación, de la revolución, como decimos, pero no de la muerte Urquiza. Ante quien hace un elogio como acabo de decir.


E: ¿Cuál es tu opinión, si la redactó o no la redactó? La carta que José Hernández le envía a López Jordán diciendo que haga política sobre la base de ese crimen.


IRM: Para mí es un misterio que haya escrito eso, por la amistad que José Hernández tenía con Urquiza. Es un misterio que él la haya escrito pero su firma está en ese documento. A mí me cuesta creer como a otro gran historiador, Horacio Zorroaquin Becu, también. Pero bueno la firma está en el documento.


Muchas gracias Isidoro por habernos acompañado en Caminantes de la Historia.

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