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Menos nacionalismos y más acuerdos comerciales

Por Marcelo Elizondo


Cuando se desató el Covid-19, a inicios de 2020, muchos supusieron que el mundo se enfrentaría a una reversión de la globalización y a un neonacionalismo. Algo que pondría en marcha lo que -habían supuesto- se había insinuado antes con la irrupción del Brexit y que podía agravarse con la administración de Donald Trump.





Pues finalizado ya el año 2020 la evidencia que tenemos es que el mundo fue en sentido opuesto: la arquitectura de la internacionalidad económica se sigue fortaleciendo y han ocurrido en el año transcurrido no pocos hitos en esta materia.


Uno de los últimos eventos al respecto es el acuerdo de libre comercio entre la Unión Europea y el Reino Unido que ha hecho del Brexit una adaptación al nuevo tiempo (y no una ruptura) y que ha permitido a ambas partes acomodarse a las diferencias de modelos -más flexible y competitivo el británico, más tradicional y rígido el continental europeo-.


Al iniciarse en 2021 la tercera década del siglo XXI existen en el mundo ya unos 310 acuerdos de apertura regional económica vigentes

Pero no fue lo único: poco antes (en noviembre) se había firmado en Asia el gigantesco RCEP, un acuerdo de libre comercio entre 15 países que sumados integran el 30% del producto mundial y el 28% del comercio internacional del planeta (se trata del mayor acuerdo de libre comercio del mundo a la fecha, que incluye a China, Japón, Corea del Sur, Australia, Nueva Zelanda y los países que forman actualmente al Asean. Y, más aun, en el último día hábil de 2020 se firmó un ambicioso tratado de promoción de inversiones reciprocas entre la Unión Europea y China (entre ambos generan 33% del producto bruto mundial).


Como apostilla puede agregarse que, en el transcurso de 2020, entró en vigor el nuevo acuerdo comercial entre Estados Unidos, México y Canadá (ex Nafta), el Reino Unido celebró su tratado comercial con Japón y el propio parlamento japones aprobó el acuerdo económico con Estados Unidos. Y que algunos meses antes se habían aprobado acuerdos como el Afcfta en África (mercado continental único de bienes y servicios integrado por 55 países). Y hasta que en nuestra propia región hubo no pocos avances en esta materia como la puesta en vigencia del tratado comercial entre Perú y Australia, la aprobación por parte de Ecuador de un acuerdo con el Reino Unido, la concreción del pacto entre Brasil y Chile y el tratado de libre comercio entre Colombia e Israel.


Para acceder a una mirada más integral al respecto es bueno advertir que al iniciarse en 2021 la tercera década del siglo XXI existen en el mundo ya unos 310 acuerdos de apertura regional económica vigentes (mientras en el año 2010 eran poco más de 200 y en el año 2000 apenas rondaban los 100). Y hay unos 3100 tratados internacionales de protección bilateral de inversiones vigentes. Y que dentro de ellos se genera alrededor del 60% de todo el comercio trasfronterizo global -y en un par de lustros esa suma superará los dos tercios del total-.


Este proceso que se fortificó desde la llegada del siglo XXI ha solidificado la base del comercio internacional porque ha reducido el arancel promedio en frontera en el mundo desde 15,5% hace 25 años a 5,5% hoy. Y ha generado espacios que crean una constante energía integradora que profundiza día a día el encadenamiento productivo suprafronterizo entre socios (tres cuartas partes de lo que se comercia en el mundo entre los países ocurre dentro de lo que se conoce como cadenas internacionales de valor).


Pues aún en medio de la pandemia la arquitectura institucional de las aperturas recíprocas no se detuvo.

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