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Dipy: "El que te da plata te hace pobre"






La historia indica que el tango recién fue admitido en los salones elegantes de Buenos Aires después de que tuvo éxito en París. Los medios periodísticos argentinos hicieron un lugar a Dipy cuando “Par-Tusa”, un tema musical de su autoría, atronó en Lisboa en el vestuario de los jugadores del París Saint Germain en el festejo de su victoria contra el Leipzig en el partido semifinal de la Champion League. Recién entonces, un popular cantante de cumbias de 31 años, con decenas de miles de seguidores en Twitter, pudo irrumpir en los programas periodísticos de la televisión para escandalizar con sus opiniones disruptivas al círculo de intelectuales bienpensantes del retro-progresismo porteño.


“El que te da plata te hace pobre porque vivís dependiente de él”, les decía Dipy a los epígonos periodísticos del “progresismo” cultural, que preguntaban cómo un vecino de La Tablada podía tener opiniones que estigmatizaban como “de derecha”. En sus prejuicios ideológicos cargados de elitismo, no podían comprender que en esa lapidaria crítica al asistencialismo estatal que degrada la condición humana de quienes proclama beneficiar estaba presente la reivindicación de la cultura del trabajo, la tradición del progreso personal basado en el esfuerzo y la idea de la movilidad social ascendente que construyeron la Argentina.

En un pensamiento simple, alejado del conocimiento ilustrado pero pletórico de sabiduría de vida, Dipy explica a sus desorientados interlocutores “progre”: “Estoy sorprendido porque piensan que porque canto cumbia y salí de un barrio humilde soy kirchnerista o soy peronista. Yo me crié en La Tablada, partido de La Matanza. Vine desde Gualeguaychú acá, de Entre Ríos a Buenos Aires. Ahora que se enteraron que no soy peronista ni kirchnerista, ahora soy macrista. No soy de ninguno de ellos. No soy de nadie. ¿Saben de quién soy? Soy del que saque el país adelante, de ése si soy. De la gente que se levanta a laburar todos los días. ¿Sabés de quién soy? Del pibe que va a estudiar al colegio, a una universidad, de ése soy. Del que quiere salir adelante. De esos adolescentes que buscan su sueño, que buscan su camino. De esos padres que se desloman toda su vida para que no les falte nada a sus hijos. De esa gente soy, en ellos creo. En ellos sí creo”.

Esa parrafada lanzada coloquialmente a modo de torbellino en un estudio de televisión, encierra una recreación del sentido originario de la política, tan bastardeado en los últimos tiempos. Por ese motivo, vale la pena escucharlo.


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