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“Cadena de subestimaciones”, a propósitos de las elecciones PASO del 13 de agosto

Por Enzo Nicolás Di Fabio - Profesor de Filosofía. Secretario Parlamentario del Interbloque de Diputados Provincias Unidas.

 

La película “Cadena de favores”, estrenada en octubre del año 2000, y protagonizada por grandes actores como Kevin Spacey, Helen Hunt, y Haley Osment -entre otros- nos permite acercarnos a uno de los tantos análisis que pueden hacerse sobre lo sucedido en los recientes comicios consumados en la República Argentina. Hacemos esta ocurrente -y hasta antojadiza- afirmación no tanto por el contenido del film sino por su título ya que lo sucedido en las elecciones en parte es producto de una cadena de subestimaciones que terminaron favoreciendo al economista libertario.

Las elecciones Primarias, Abiertas, Simultáneas y Obligatorias que se celebraron el pasado domingo ponen en evidencia que tanto la clase política como el conjunto de analistas y encuestadores políticos no advirtieron un punto fundamental que caracteriza al fenómeno político que encabeza Javier Milei. En efecto, nos referimos a que el líder de La Libertad Avanza -entre otras categorizaciones que pueden hacerse- expresa la síntesis de dos tipos distintos de subestimaciones.

En primer lugar, las P.A.S.O. han puesto de manifiesto que se terminó la creencia de que el peronismo (más allá de su versión kirchnerista) tiene el monopolio del voto de las clases populares. Si miramos el mapa electoral tanto de la Provincia de Buenos Aires como de otras tantas ciudades del interior del país observamos que el electorado joven y trabajador (predominantemente masculino) que día a día intenta sobrevivir dentro de la ultra machucada macroeconomía argentina optó por un candidato que cita a Ludwig von Mises, que habla de la Escuela Autríaca, y que despotrica contra “el Estado presente”, y que entre otras cosas objeta la gratuidad de la educación pública. Por ejemplo, sólo si tomamos la Ciudad Autónoma de Buenos, podemos ver que Milei sacó 27% en Villa Lugano y el 31% de los votos en la Villa 31 de Retiro. Lugares donde el voto gorila nunca proliferó.

En otras palabras, no fueron los candidatos de “Unión por la Patria” -versión remixada del oficialista Frente de Todos - que tanto declaman por justicia social, por desarrollo con inclusión, por la ampliación de la economía popular, etc., a quienes mayoritariamente los pobres de Argentina eligieron para ser representados. ¿Las razones? Está claro que el “fenómeno Milei” es multicausal pero podemos señalar dos puntos que son muy importantes. El primero, tiene que ver con el sentimiento de agotamiento y hastío que los pobres sienten sobre todo por las dificultades de la economía y la inseguridad. Y se encontraron con un candidato histriónico que con buen predicamento en los medios y en redes sociales ha sabido conectarse con esa porción de la sociedad a través de un discurso sencillo, corto, y cargado de emotividad. Mientras los candidatos del resto de los partidos por motivos bien distintos no le han hablado claro y de manera contundente al electorado como sí lo ha hecho Javier Milei. Y la segunda razón es de carácter sociológico ya que los nuevos pobres de Argentina provienen de una matriz cultural distinta, pues hasta hace poco eran clase media. Y pertenecen a una clase social que no siempre se ha sentido identificada ni con el discurso ni con la liturgia peronista. Y es posible que jamás hayan recibido alguna dádiva o plan social de manos del Estado peronista, con lo cual no sienten que les deben algo a nadie.

Con respecto a la segunda subestimación, es la que le cabe a toda la dirigencia de Juntos por el Cambio. Fuerza que durante años creyó que estaba condenada a contar con el apoyo de todos aquellos votantes que no tenía otra opción en contra del kirchnerismo. En más, Juntos por el Cambio se creyó la única opción real frente al peronismo/kirchnerismo en un escenario marcado por la polarización. En otras palabras, creyeron que tanto los “celestes” como el votante de derecha o centro derecha no tenía otra alternativa frente al kirchnerismo y las distintas versiones del peronismo. Eso se terminó el domingo pasado cuando una porción no menor de la sociedad encontró un eco de protesta en una fórmula presidencial que está abiertamente en contra del aborto, de la imposición de la ideología de género, que mira con respeto a las Fuerzas Armadas, y reclama mano dura contra el delito. En definitiva, La Libertad Avanza cortó el alambrado que Juntos por el Cambio había tejido para captar a votantes liberales, conservadores, y peronistas de derecha.

La crisis del 2001, el famoso “que se vayan todos”, fue el generador de dos fuerzas políticas que marcaron la historia de los últimos 20 años: el kirchnerismo y el macrismo. Ambas fuerzas se encuentran hoy en una grave crisis que amenaza su existencia como espacios políticos, o que al menos, obligará a una reconfiguración de éstos. Quizás su causa principal la tendremos que buscar en el fracaso que marcó a ambas gestiones (Néstor, Cristina, Macri, y Alberto). Pero también debemos escudriñar en algo que un político jamás puede ignorar: la creencia de una legitimidad eterna ante su propio electorado. O lo que es lo mismo, jamás le será lícito enredarse en una cadena de subestimaciones.


ENZO NICOLAS DI FABIO

Profesor de Filosofía. Secretario Parlamentario del Interbloque de Diputados Provincias Unidas

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