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Mariano Caucino: “Haber tenido una falla de este tipo provocará un trauma en la población israelí”

Por Ilaria Landini - El exfuncionario en Israel durante el gobierno de Mauricio Macri analizó en diálogo con LA NACION la guerra en Medio Oriente y las consecuencias políticas para la región

 

Israel atraviesa hoy la cuarta jornada de una guerra que asegura será “larga y dura”. El ataque múltiple del grupo palestino Hamas produjo una escalada rápida y sangrienta, que dejó más de 1800 muertos en Israel y la Franja de Gaza, y provocó un punto de inflexión para el conflicto Medio Oriente.


Mariano Caucino, especialista en Relaciones Internacionales y exembajador en Israel durante el gobierno de Mauricio Macri, analizó las crecientes tensiones en la región. En una entrevista con LA NACION, el experto aseguró que la respuesta por parte del Estado de Israel será “contundente” y que no caben dudas de que detrás de este ataque se encuentra Irán, lo que podría generar aún más tensión en el convulsionado escenario global.


-El primer ministro Benjamin Netanyahu dijo que la respuesta de Israel al ataque de Hamas “cambiará Medio Oriente”. ¿Cómo cree que continuará el conflicto?


-Es evidente que habrá una respuesta muy importante por parte del Estado de Israel en ejercicio de su legítimo derecho de defensa. Hay una situación complicada porque han tomado cientos de rehenes y eso complicará mucho la situación, pero no tenga duda de que la respuesta existirá y que probablemente sea muy contundente.


-¿Coincide en que es un 11 de Septiembre israelí?


-Para tener una dimensión de la magnitud del hecho, se confirmó que murieron más de mil israelíes en un país de 8,5 millones de habitantes, eso es aún mayor en proporción que la cantidad de fallecidos en el atentado del 11 de septiembre de 2001 -unas 3000 personas en un país de 300 millones de habitantes-. Estas cifras nos permiten visualizar la magnitud de los acontecimientos.


-Medios norteamericanos revelaron que Irán estuvo detrás del ataque. ¿Qué opina sobre ello, cuáles serían las consecuencias y cómo podría repercutir en la relación entre Washington y Tel Aviv?

-No hay duda de que detrás de Hamas y de Hezbollah se encuentra la República Islámica de Irán. Es un país gobernado por una teocracia absolutista que tiene una agenda antioccidental, que promueve la destrucción de Israel, que busca un arma nuclear y que, en caso de conseguirla, producirá una desestabilización aún mayor en la región de Medio Oriente. Es un país que no duda en recurrir al terrorismo tal como hemos sido víctimas nosotros mismos en la Argentina. Es una fuente permanente de amenaza contra la paz y la seguridad internacional y actúa muchas veces a través de este tipo de organizaciones con las que mantiene una vinculación permanente. Aunque Irán es un país sofisticado, heredero de una cultura milenaria, un país de 80 millones de habitantes, desgraciadamente está sometido a este régimen de los ayatollahs, cuya primera víctima es la propia población iraní. Estados Unidos es el mejor aliado de Israel en el mundo y todo indica que esa relación continuará. En especial por la influencia significativa de la colectividad judía en Estados Unidos y en su sistema político.


-Más allá de la planificación o el eventual respaldo de otro actor regional al ataque, ¿se suma a los que piensan que fue un intento de frenar el inicio de las relaciones diplomáticas entre Israel y Arabia Saudita?


-No tengo ninguna duda. El régimen que gobierna Irán ve alterados sus intereses de largo plazo de búsqueda de hegemonía regional en Medio Oriente. Allí hay una serie de conflictos superpuestos, no hay un solo conflicto, pero probablemente el más significativo es el que enfrenta a sunnitas y chiitas, que en el mundo actual lo expresa la rivalidad entre Arabia Saudita y sus aliados e Irán y sus aliados. El hecho de que Israel haya venido normalizando sus relaciones con países muy importantes de Medio Oriente y África (como Egipto, Jordania, Bahréin, Sudán y Marruecos), que tienen una política cercana a Occidente y que comparten un enemigo en Irán, es un menoscabo a los intereses de largo plazo de Irán. Por lo tanto, estoy seguro de que busca torpedear el avance de esas negociaciones.

-¿Qué postura debería tomar la Argentina?


-Creo que ha sido correcta la actitud que han tomado los candidatos a presidente de condenar al terrorismo, con excepción de la candidata de izquierda, Myriam Bregman, que lamentablemente mostró una vez más la hipocresía de la izquierda argentina. Es imprescindible que los gobiernos argentinos se comprometan a luchar contra el terrorismo tal como hicimos nosotros durante el gobierno del expresidente Mauricio Macri cuando creamos el registro de personas y entidades vinculadas al terrorismo y declaramos a Hezbollah como tal. Ahora hay que hacer lo propio con Hamas. Debemos repudiar actitudes como las del gobierno kirchnerista, que llegó a firmar un pacto con Irán. O las del gobierno de Alberto Fernández, que es socio del foro de San Pablo, y las de todos los gobiernos castrochavistas que tienen vinculaciones siniestras con el régimen iraní.

-¿Por qué cree que falló uno de los mejores servicios de inteligencia del mundo en prevenir un ataque terrorista letal?


-Obviamente desconozco, pero tengo las mismas inquietudes porque lo que es grave es que la población de Israel descansa sobre la convicción de que cuenta con el aparato de seguridad y de inteligencia más sofisticado del mundo. Y haber tenido una falla de este tipo seguramente provocará un trauma en la población israelí. Este tipo de ataques desde Gaza se han venido produciendo continuamente, pero la magnitud de este y el hecho de que hayan podido ingresar al territorio y tomar rehenes es algo inusitado por la dimensión de los hechos.


-¿Qué responsabilidad tiene el gobierno de Netanyahu después de haber polarizado a la sociedad israelí con políticas muy resistidas como la reforma judicial?

-Efectivamente en Israel en los últimos meses se han venido produciendo disputas domésticas en torno a una reforma judicial, que es observada muy críticamente por grandes sectores de la población, y eso es cierto. Ahora, lo que estoy seguro es que el país se unirá totalmente en este desafío, que es el más grande que tuvo Israel en toda su historia en cuanto a un ataque terrorista. Efectivamente hay un gran sector de la población que tiene un rechazo y un cansancio con Netanyahu, que reconoce que fue un gran primer ministro durante muchos años, pero que ahora generó un desgaste.

-¿Es inevitable una operación terrestre?

-No sé si es inevitable, pero hay quienes consideran que sí. Es más, durante mucho tiempo se viene hablando de la necesidad de hacer una operación que le ponga una conclusión a ese asedio permanente que Hamas hace desde Gaza contra la población del sur del país. Probablemente este sea un punto de inflexión, porque este ataque supera todos los antecedentes.

-Estamos ante un momento explosivo del escenario global, si observamos la guerra de Ucrania, el conflicto entre Azerbaiyán y Armenia, las tensiones en el mar de China. ¿El ataque de Hamas es otro síntoma de un nuevo orden mundial?

-Efectivamente el mundo atraviesa un período de gran descenso de la política mundial. Hay un deterioro progresivo y muy marcado de las relaciones entre las potencias. Tanto Estados Unidos con China como Estados Unidos con la Federación Rusa han venido desarrollando un descenso significativo en sus relaciones, que terminó provocando incluso un acercamiento entre dos potencias que siempre han sido enemigas, como China y Rusia, lo cual a la larga es un menoscabo para los intereses occidentales. La invasión rusa a Ucrania el año pasado produjo una aceleración de este deterioro. Y esto ha privado a la región de Medio Oriente y al Cáucaso -fíjese lo que pasó en Nagorno Karabaj- del rol de mediación y de estabilización que Rusia venía teniendo en esas regiones. En Medio Oriente, Rusia es tradicionalmente la potencia que ha logrado tener una intervención y una influencia muy significativas, sobre todo porque allí Estados Unidos ha hecho un repliegue relativo desde que consiguió el autoabastecimiento energético: Estados Unidos redujo su grado de involucramiento y reorientó sus prioridades estratégicas hacia Asia, en especial al mar de la China Meridional y a las regiones del indo-Pacífico, donde se encuentran las ambiciones tanto de Estados Unidos como de China en los conflictos que seguramente tendrán lugar en los próximos años.

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